lunes, 25 de julio de 2016

EL ABRAZO QUE NO LLEGA (aún)

Ya están acostados. Miran el techo.
Ella hace un movimiento. Va a girar. "Esta noche sí" piensa él. Él sólo quiere un abrazo, pero nuevamente ella le da la espalda.
Él extraña esos abrazos de "buenas noches"; esos besos de "te amo". No le gusta este amor maduro e invernal. Quiere que vuelva ese amor joven, tonto y de primavera.
Por ahora ama poner la mano en su cintura, la muñeca en su ombligo, el brazo en su pecho y la cabeza en su hombro.
Por ahora le basta ese abrazo que ella le da una o dos veces al mes y que, por una noche al menos, lo hacen pensar que ya llega la primavera, que "mañana me abrazará de nuevo".

Él la ama, como nunca ha amado.
Él está triste, como nadie lo pensó.
Él está cansado, tal como ella lo predijo. 

Pero el cansancio jamás ha vencido al amor.
Ni la intolerancia, ni el orgullo, ni el silencio.
Nunca nada venció al amor. Y esta no será la primera vez.

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