domingo, 8 de noviembre de 2020

EL PITAZO INICIAL

Entró a la cancha nervioso. Había entrenado mucho para este día. “Espero no lesionarme” pensó al pisar el césped. Recordó los consejos de su kinesiólogo. Le dio un poco de rabia tener que haber pagado de su bolsillo ese tratamiento, ya que la federación no accedió a financiarlo, pero luego se enfocó en el momento histórico que estaba viviendo. Siempre había querido estar en una final del mundo y hoy, por fin, había llegado ese día. Ya sentía el sudor en su frente, pero solo eran nervios y emoción.

Recordó a su madre que le decía “con ese trabajo te vas a morir de hambre, pero si te hace feliz, debes ser el mejor en ello”. Miró al cielo, se persignó y le prometió que este match iba dedicado a ella.

Comenzaron a sonar los himnos nacionales. Miró a sus colegas al lado suyo y notó que experimentaban el mismo sentimiento de nervios y orgullo. No quería ser protagonista. Solo quería hacer bien su trabajo y obtener el mejor resultado posible.

Recordó a su esposa y sus hijas, que sabía que lo estaban mirando por la TV. ¡Qué ganas de abrazarlas! Llevaba semanas fuera del país sin mucho contacto con ellas. Pero valía la pena. La hinchada estaba eufórica. El estadio parecía vivo. Todo el mundo estaba atento a este partido. Y todas las cámaras estaban sobre él.

Era el momento. El balón ya estaba en el círculo central listo para el pitazo inicial. Miró a sus colegas y miró su reloj. Llevó su pito a la boca y sopló fuerte. Así comenzó el partido más importante de su vida.

lunes, 16 de julio de 2018

UN PROBLEMA DE LOS GRANDES

Iba pasando por el pasillo de los más chicos. Hay varias alumnas de unos 10 años y una de ellas está llorando amargamente. Todas a su lado la consuelan.
- Profesor- me dicen- ayúdenos. La "Anto" tiene un problema muy grave.
- ¿Qué pasó?- pregunto desconcertado. Era evidente que el tema era complejo:
Pobre niña. Lo veía en su mirada. Sus padres se separaron. La mamá debía irse de la casa y, junto a ella, Antonia y sus hermanos. El papá ya tenía una nueva pareja que, además venía con sus propios hijos. Uno de ellos ocuparía la pieza de Anto y la invadiría con sus juguetes. Ese espacio que era propio, ahora ya no lo sería nunca más. Es más, ni su padre sería suyo ahora. Debido a una orden de alejamiento puesta por su madre a causa de violencia intrafamiliar, no lo vería más. Las deudas de su madre crecerían aún más y, probablemente, Antonia debería cambiarse de Colegio y vivir de allegada en casa de su abuela, lejos de la ciudad. Un futuro incierto embargaba su corazón de niña y mi corazón de adulto se angustiaba por esta pobre pequeña que debía sufrir tanta miseria.
- Es que la Flo le dijo a la Anto que no sería más su amiga, porque la Anto era amiga de la Isi y a ella le cae mal la Isi, porque una vez le dijo a la Cony que era fea, y la Isi le contó a todos en el curso.- respondió enérgica una de ellas.
Era un gran problema, pero no era un problema de grandes.
Mi mente adulta me traicionó una vez más.

viernes, 19 de agosto de 2016

LIBERTAD y CONDENA

Dos años llevaban ahí privados de libertad. Un año entero planeando su fuga.


Llegó el día.


Uno se intimidó. Lo pensó mejor. Su condena era de 10 años y por méritos podría reducirla a 8. Está decidido: no escaparía.
El otro lo pensó también, pero anhelaba la libertad. Está decidido: esa noche escaparía.



Llegó la noche.
Uno escapó y uno se quedó.


Uno de ellos vivió para siempre rodeado de gente que no confiaba en él; sin la posibilidad de trabajar para mantener a su familia; sin amigos de verdad; en un mundo donde no podía ser libre aunque quisiera; en un mundo donde no podía comer su comida favorita; donde no podía viajar por el mundo más que en su mente; vivió para siempre en un mundo donde sus crímenes de hace años eran sus cadenas más duras; sin dormir una noche en paz; sin el amor de una mujer.
Vivió para siempre sin la posibilidad real de ejercer su libertad.



El otro... también.

lunes, 25 de julio de 2016

EL ABRAZO QUE NO LLEGA (aún)

Ya están acostados. Miran el techo.
Ella hace un movimiento. Va a girar. "Esta noche sí" piensa él. Él sólo quiere un abrazo, pero nuevamente ella le da la espalda.
Él extraña esos abrazos de "buenas noches"; esos besos de "te amo". No le gusta este amor maduro e invernal. Quiere que vuelva ese amor joven, tonto y de primavera.
Por ahora ama poner la mano en su cintura, la muñeca en su ombligo, el brazo en su pecho y la cabeza en su hombro.
Por ahora le basta ese abrazo que ella le da una o dos veces al mes y que, por una noche al menos, lo hacen pensar que ya llega la primavera, que "mañana me abrazará de nuevo".

Él la ama, como nunca ha amado.
Él está triste, como nadie lo pensó.
Él está cansado, tal como ella lo predijo. 

Pero el cansancio jamás ha vencido al amor.
Ni la intolerancia, ni el orgullo, ni el silencio.
Nunca nada venció al amor. Y esta no será la primera vez.

jueves, 3 de diciembre de 2015

AMISTAD EN UNA CUADRA

Hoy cuando iba saliendo de mi casa los vi caminando por el pasaje. Era raro, porque a pesar de no ir tan cerca, o abrazados, se notaba que eran amigos. Había en ellos una complicidad única, era una amistad real.

Uno de ellos se paró unos metros atrás y miró al otro casi como vigilando el lugar. Había en su mirada una evidente intención de llevar a cabo alguna travesura. El más rubio caminaba con confianza, se notaba que conocía el lugar, mientras su moreno amigo lo esperaba más atrás en silencio y con ojos temerosos. 

No me atrevo a decir la razón de su decisión, tal vez se dio cuenta que los vi mientras me subía al auto y por eso se arrepintió de hacer lo que fuera que iba a hacer. Volvió junto a su paciente amigo y se dispusieron a continuar su camino buscando otro lugar donde cometer sus fechorías. 

Ahí, en la entrada del pasaje, el moreno se detuvo y clavó su mirada en mí. Yo avancé en mi auto y le toqué la bocina. Él levantó sus orejas y movió su cola asustado como siempre, para luego continuar su camino en busca de alguna bolsa de basura que urguetear junto a su amigo, a su gran amigo.

martes, 24 de septiembre de 2013

EL CUENTO DE HOY

Nunca jugó al fútbol con sus amigos. De alguna manera sabía que era malo.
Siempre fue "del montón" en su curso. Estaba seguro que esforzarse no le serviría.
Jamás le gustó a alguna niña. No se esmeraba en acercárseles, pues sabía que era feo.

Deseaba ser mejor con todo su corazón.
Un día encontró una lámpara mágica.
Sus ojos brillaron. Siempre se imaginó que podía pasar algo así, pero nunca a él.

La frotó. De ella salió un genio y le ofreció tres deseos.
"Quiero tener un excelente estado físico.
Quiero sabiduría.
Quiero ser hermoso."

Al día siguiente despertó entusiasmado.
De un salto salió de las sábanas que antes solían atraparlo con tesón.
Se miró al espejo y no vio cambio en él.
Intentó un ejercicio matemático y no se le hizo más fácil.
Busco alguna mirada entre sus compañeras, pero no la encontró.

Nada había cambiado.

viernes, 11 de mayo de 2012

MARCAS


Siempre pensé que era como todos los de mi tipo. Hasta aquel día.

Yo era blanco, como casi todos los de mi hogar, más bien delgado. Ni muy rígido, ni muy flexible, en ocasiones un poco plano. A veces era manipulado por algunas personas egoístas y poco delicadas. Reconozco avergonzado que incluso fui manoseado por otras y nunca dije nada, no porque no quisiera gritarlo a los cuatro vientos, sino porque sabía que era parte de mi vida y no podía hacer nada.

Algunos compañeros míos se dedican a hacer obras de caridad, abrigando a mendigos en la calle en las frías noches de invierno; otros ayudan a los niños a aprender a escribir, incluso dejándose rayar con muchos colores; otros trabajan duro en la oficina; otros ayudan a las dueñas de casa con las listas de compras… entre otras cosas.

Yo, en cambio, no salía mucho de casa, dormía muchas horas al día cuando no estaba cerca del computador. Pero ese día, todo cambió. Todos parecían apurados. Me cubrieron la cara y me llevaron de un lado a otro. Dentro de la camioneta, o furgón, o lo que fuera, oía muchas voces desconocidas. Sentí que abrieron la puerta en un lugar oscuro, con una afilada hoja cortaron algunas partes de mi cuerpo, me golpearon dejando unas marcas azules, o moradas. Fueron momentos muy duros.

Al día siguiente fui tratado con más delicadeza… ¡con demasiada delicadeza, incluso! Me sentía importante, no sé que habrá pasado, pero me llevaron a una oficina con mucha gente de cuello y corbata. Estuve cara a cara con el más importante de ellos, y todos parecían felices. Debo decir que ese hombre dejó una importante marca en mi vida para siempre.

Todo se volvió oscuro de nuevo por algunos días, pero muy pacífico. Sin saber donde estaba, y a pesar de la soledad y abandono sentía mucha paz y tranquilidad.

Llegó el gran día esperado por muchos. Me subieron a un auto y me llevaron al salón más grande que he visto, con cientos de sillas y un enorme escenario… y adivinen quien subió a ese escenario: ¡yo! Estaba ahí siendo sujetado por un muchacho con lágrimas en sus ojos y un orgullo que se sentía con cada latido de su corazón. Me tomaron muchas fotos y desde ese día me volví importante, porque la gente me miraba y sonreía.

Hoy tengo una oficina muy elegante y mucha gente va a verme, no obstante debo reconocer que me siento solo. No me dan tanta importancia como antes a pesar de estar en el centro de la sala. Sin embargo pasé de ser “un cartón” a ser “El Cartón”.